viernes, 22 de agosto de 2008

De vuelta

Escribo desde Santa Cruz, desde un ciber del aeropuerto, cuatro veces mas caro de lo normal y con un teclado de mierda. Tengo varios diarios escritos desde el ultimo, no preocuparse, pero los acontecimientos de los ultimos dias han sido muy intensos, y no he podido escaparme de la Ciudad del Niño para nada.

Tan solo sali un dia un momento para llamar, el accidente de Barajas me dejo preocpupado, pero afortunadamente no paso nada, al menos en lo que a mis conocidos se refiere. Que desgracia, y mis condolencias desde aqui a todos los familiares y amigos de las victimas.

En un par de horas sale mi avion, llego a las 7 am de mañana, con 6 horas menos de vida (las que gane a la ida a Bolivia), y cuando me eche una siesta y tenga tiempo, subo las ultimas entradas y todas las fotos. Y ya con un poco mas de tiempo, a ver si escribo unas impresiones finales.

Abrazos a todos.

martes, 19 de agosto de 2008

Acabando que no es poco

¡Lunes y martes! Finalmente ayer no pude colgar lo que había escrito nuevo, y no creo que vaya a ser posible, así que lo que haré será seguir escribiendo y ya cuando llegue a Madrid (tres días…) colgare todo lo que me falta.

Tres días, y ni eso. Originalmente teníamos el viernes hasta bien entrada la tarde para despedirnos de los chicos y demás, pero hemos llamado a Aerosur para confirmar nuestro vuelo y resulta que nos lo han adelantado a la madrugada. En definitiva, nos quitan las horas que habíamos pensado para despedirnos de los chicos y demás, con lo que hay que apretujarlo todo.

Hablando de despedidas, hoy día hemos pasado a los chicos una selección de las fotos de todo el mes, en dos sesiones (pequeños, mayores). Ha sido muy especial y emotiva, y les ha encantado. En concreto los mayores ha habido un momento en que empezaban a celebrar la aparición de cada foto con ovaciones, aplausos y abucheos al protagonista de la imagen, todo con muy buena onda. Es duro, ya nos vamos, y da mucha pena. Preparar la presentación, escucharla con la música, buscar entre todas las fotos las idóneas. Aiiiiiiiiiiiiiiiiins.

Estos dos días, como ya os dije, teníamos seminarios de sexualidad con los chicos de secundaria, y la verdad ha ido muy bien. Pocas risitas, interés, seriedad y participación, con lo que muy gratamente sorprendido. Mañana tenemos un último seminario, esta vez con profesores, siendo el tema “la unidad en el claustro de profesores”. La idea desde Madrid era haber hecho esto en la universidad, pero por distintas razones no ha podido ser, así que contentos estamos de poder hacerlo por lo menos con los profesores del colegio de la Ciudad del Niño. Por la tarde tendremos tiempo para con los chavales, y el jueves será de despedida, tanto de los chicos (¡de postre les compraremos helados para todos!) como de los misioneros y Gian Carlo (¡es además su cumple, 68 añazos!). Nos iremos de cena y de cervecitas.

Se acaba. Que pena. Va ser dura la separación, pues siento que me he vinculado mucho con los chicos en general, y con varios en concreto, y se le encoge a uno el corazón al pensar que nunca volveremos a verles. Pues hay que ser realistas y sinceros, tanto con nosotros mismos como con ellos. Sin embargo, creo que todos nos quedamos con un grano de cariño en el corazón, y con buenas lecciones de vida en la maleta, tanto los que nos vamos como los que se quedan: muchachos, educadores, profesores y misioneros.

Para terminar, un recordatorio para todos, o quizás una lección para el que no lo supiera: sed generosos, sed entregados, pues el que da al final recibe muchísimo más de lo dado.

Un abrazo a todos.

domingo, 17 de agosto de 2008

La Escalera del Diablo

Hoy será cortito, por lo menos comparado con la anterior entrada. Este fin de semana ha sido muy relajado en comparación con los anteriores, sin ese estrés de una apretada agenda campamental con la que cumplir.

Básicamente ha sido un poco mezcla de trabajo con tiempo libre, junto a una marcha que hemos hecho hoy domingo. Viernes y sábado estuvimos acabando de concretar el seminario de sexualidad que daremos lunes y martes a los chicos de secundaria. Este nos costo un poco más de preparar, por el hecho de aunar posturas diferentes respecto a distintos puntos del tema, pero estoy muy contento por como hemos llevado a cabo estos debates, que han sido muy fructíferos.

También estuvimos el viernes trabajando con un grupo de chicos jóvenes del colegio que se están formando como monitores, dándoles una especie de “testimonio” de lo que hacíamos nosotros en España, en que grupos estábamos, que preparábamos. Algunos de ellos vinieron con nosotros a la marcha del domingo, y se descubren como chicos muy ilusionados por las cosas y de gran espíritu generoso.

Y este sábado hubo una pequeña mancha en todo esto, de la que no hablare mucho por que es agua pasada, pero que fue bastante triste para mí. Como ya he dicho tuvimos bastante tiempo libre, y dedique la tarde a jugar al fútbol con los chicos del alemán. Ese día estaban conmigo especialmente poco receptivos, y me sentí durante las dos horas que estuve con ellos tratando de romper un muro de indiferencia. Incluso sentía que no me querían allí con ellos, me echaban en cara de todo... Finalmente acabe perdiendo la paciencia con ellos, bastante enfadado. Gracias a Dios, entre disculpas varias y recíprocas y el día de hoy, todo ha ido de perlas.

¡El día de hoy! Habíamos previsto una marcha, que a los chicos les apetecía, y la hemos llevado a cabo. La distancia era poca, una hora de ida y hora y media de vuelta, siendo distintos tiempos por el tema de bajadas subidas. El objetivo, un pueblo cercano llamado Chicani donde pasamos la mañana y un rato de la tarde entre partidos de fútbol y juegos.

Lo más espectacular de todo, la marcha en sí, tanto la ida como la vuelta. La ida fue a base de “atajos”. Aquí los atajos no son tonterías, son atajos de verdad, de los buenos. Es decir, si no quieres dar una vuelta del copón a la montaña para bajarla, lo mejor que puedes hacer es tirarte por el barranco. Y así hicimos, bajando y subiendo por caminos que no pueden llamarse como tal, ni siquiera sendas podría decirse. Quizás vericuetos, pero estoy convencido que algunas cabras se negarían a ir por ahí. En general todo iba bien, pero algunos tramos yo los calificaría de peligrosos, donde apenas te cabía el pie y un tropezón podía suponer una muy buena leche. Y para las subidas por los atajos, el aire a los que venimos de fuera nos faltaba mucho.

Pero lo mejor de lo mejor fue la vuelta. Decidimos que no volveríamos por donde vinimos, pues a ver quien era el guapo que subía lo que habíamos bajado. Tomaríamos un camino un poco más largo, y aunque sería todo el rato cuesta arriba, sería en llano. Hasta que llegamos al Atajo Definitivo, el cual fue imposible evitar que los chicos tomaran. Al Atajo Definitivo se le conoce como la Escalera de los Mil Grados, lo cual es un buen juego de palabras. Por un lado “grada” significa escalera, y efectivamente casi hay mil escaleras, pues yo conté 949 (algunos me decían que 995, pero no creo haberme equivocado tanto en la cuenta). Por otro lado, no llegas a ascender mil metros sobre el nivel del mar, pero si una cifra importante. Y finalmente, en algunos puntos el grado de inclinación de las escaleras es increíble, casi vertical, “casi” de 1000 grados.

Yo la rebautice como la Escalera del Diablo, y me tire gran parte de la subida gritando que los bolivianos están locos, y recordando la Escalera Interminable del Señor de los Anillos (friki nivel 6). Lo más impactante, y que queda como anécdota del día, es que desde abajo la perspectiva hace que SOLO veas un tercio de toda la subida. Desde abajo no parece para tanto, en definitiva. Empecé a subir mirando al suelo, y contando escalones, y cuando llegue arriba pensé, “bueno, algo más de 300 escalones, tampoco es para tanto”. Justo después levante la vista y vi lo que se ve en la foto, que era lo que quedaba todavía. Horror.

En fin, me despido por hoy, y quizás sea este el ultimo diario (mañana creo que poder colgar todo lo que me queda) antes de volver a España, donde si tengo ánimos quizás escriba unas conclusiones y pensamientos finales.

Hasta entonces, un fuerte abrazo a todos.

viernes, 15 de agosto de 2008

Viaje de ida y vuelta

De La Paz a Potosí, unos 1000Km tirando por lo alto. De Potosí a Uyuni, otros 300, y de Uyuni al Salar de Uyuni, 140Km más. Casi 2900Km (ida y vuelta) y 35 horas de viaje entre autobuses, jeeps y coche, todo ello en menos de 60 horas. Para todo lo demás, Mastercard.

Hoy va a ser largo. Muy largo, que al fin y al cabo tengo que hablar de lo vivido durante cinco días. El lunes fue un día rutinario, con resaca electoral en el país, ya que hubo los bloqueos que no estaban permitidos el día anterior, pero nada que se saliera de madre. Para el martes teníamos pensado ir a Noryungas, una región selvática del país a un par de horitas en auto de La Paz, por aquello de que nos íbamos a ir de Bolivia sin haber visto un triste arbolito.

Sin embargo, ¡llego la improvisación! Milos nos pregunto que por que no nos planteábamos visitar Potosí, conocida ciudad colonial española, y de ahí al Salar de Uyuni, que esta relativamente cerca. Milos es una persona que hace un tiempo recorrio mucho Latinoamérica en plan mochileo, y conoce bastante, y nos dijo que junto con las cataratas de Iguazu (mal escrito seguro), era la cosa más hermosa que había visto en este continente. Yo me quede escéptico, pues que no incluyera Machu Pichu en ese saco de cosas “más hermosas”… yo soy fan número uno de Machu Pichu.

¡Pero bueno! Era un plan emocionante, improvisado, y tenía buena pinta. El Salar de Uyuni, nos contó, es un “pequeño desierto de sal del tamaño de Bélgica, muy interesante de ver”. Uno no ve un desierto todos los días, y menos uno de sal, con lo cual la idea era muy atractiva, a lo que se sumaba visitar Potosí, Villa Imperial de España, algo de lo que he leído mucho y que también prometía. Así que allá que nos fuimos.

Billetes, diez horas de viaje p
or la noche, y a las 6:30am del martes ya veíamos el famoso cerro que hacía honor a Potosí, aunque ahora no sea más que un queso de los de agujeritos. Decir que compramos billetes para un bus cama, y yo me esperaba eso, cama. Vaya, como en los trenes. Pero no, un bus cama es solo un bus con mucho más espacio entre asientos (más cómodos), para poder reclinarte mejor.

El plan original era ver a que hora salían buses para Uyuni, reservar, pillar hotel y desayunar. Ir a Uyuni, ver el Salar, y estar de vuelta a la noche para dormir en Potosí y aprovechar el día siguiente para ver la ciudad. “Son seis horas de viaje”, a lo que vino una expresión WTF (what the fuck?) en nuestras caras de ordago. Milos no había comentado en ningún momento que Uyuni estuviera cerca, pero si nos había propuesto visitar el Salar y Potosí en un solo día, así que no podía estar tan lejos. Pero sí, así era.

Desolados quedamos, a lo que empezamos a preguntar a taxistas si podían llevarnos. El problema no era tanto las seis horas de viaje (pues un taxi iba a tardar más o menos lo mismo), como a la hora que salían los buses (10, 11), que nos hacían perder el día. Después de que cuatro taxistas se negaran a llevarnos, uno accedió.

¡JA! Novato. En las siete horas (más que el bus) que duro el viaje, descubrimos varias de las razones por las que accedió a llevarnos: no conocía realmente bien el estado de la carretera, hacía 18 años que no iba a Uyuni, y llevaba solo dos meses de taxista. A pesar de esto, debo decir que resulto ser un fantástico compañero de viaje, muy simpático y con una forma de ver la vida muy interesante. De nombre, Pablo.

El viaje fue tremendo, y aún me sorprendo de que el coche sobreviviera la travesía. Básicamente entre Potosí y Uyuni hay un maldito desierto donde no viven ni los buitres. Vale que no es el desierto típico de las pelís, con dunas y demás, pero lo es en el sentido de que es todo tierra yerma, con una carretera difícil (aunque están empezando obras para asfaltar) y solo cuatro pueblitos en todo el trayecto, dos de ellos acojonantemente abandonados.

En el trayecto nos dio tiempo a ver el cruce que lleva al infierno, descubrir pueblos donde se cometieron terribles asesinatos, ver de vez en cuando extraños tipos del espacio exterior (operarios que están asfaltando la carretera, completamente enfundados en trajes amarillos), pequeños lagos y ríos congelados por el frió que hacía, y que pinchara una rueda y estuviéramos a punto de salirnos de la carretera. A Dios gracias que en ese momento no atravesábamos ninguno de los múltiples barrancos, porque estoy convencido de que el taxista no habría sabido manejar tan bien el auto como lo hizo, y tener la presencia de animo que tuvo, viendo un vació de 30 metros a su lado. También preocupaba la posibilidad de quedarnos sin gasolina en medio del maldito desierto.

¡Pero al final mereció la pena! Al fondo, entre montañas, de repente aparece un mar blanco, y a su orilla un pueblo que no tenía pinta de abandonado. Entramos en Uyuni, y tras un primer momento de acojone (solo se veía un cementerio y una gasolinera donde se cometieron terribles asesinatos), nos organizamos rápidamente. Tras comer, reservamos habitación en un hotel y alquilamos un tour por el desierto y fuimos hacía allí.

En serio, no he visto nada más hermoso en mi vida. Esa sensación de atravesar un portal y entrar en otro mundo, una increíble paz, soledad… imagino que todo esto se puede sentir en cualquier desierto, pero aquel mar blanco, que incluso parecía hacerte creer que estabas en un polo. Me sentía como un fremen en Dune (solo los frikis nivel 14 entenderán esto). Pero eso no es nada, porque tras visitar el Hotel de Sal (¡hecho de sal!) nos llevaron a la Isla de Incahuasi, también conocida como del pescado, por su forma. Es una especie de islote de piedra y tierra en mitad del desierto, lleno de cactus y con una pequeña colina que escalar, que los incas usaban como escala al atravesar el desierto en sus viajes a Chile y Argentina. Arriba del todo un mirador.

Y en ese mirador, lo más increíble que he visto nun ca. La vista alcanza kilómetros y kilómetros y nada de lo visto anteriormente te preparara para ello. Impresionante, de verdad, y aunque hice mil fotos, tras revisarlas creo que ninguna de ellas llega a la huella del zapato de lo que es aquello. Todas las horas de viaje, todo el dinero pagado merece la pena por disfrutar aquello apenas media hora. Y además, tuvimos la inmensa suerte de llegar al islote para ver atardecer, con lo cual doble espectáculo. En Uyuni había un pequeño monumento que rezaba: “Salar de Uyuni, primera maravilla natural del mundo”. Y si bien se que hay una clasificación de maravillas del mundo naturales (no esa de la muralla china, etc, si no otra), no se si el Salar esta incluida, pero no me extrañaría nada, de verdad.

Uyuni es un pueblo curioso. Entablado entre dos desiertos, uno de sal y otro maldito donde se cometieron terribles asesinatos, parecería que debería ser tan desolado y abandonado como los pueblos que había en el maldito desierto, pero es muy vivo. Gente de todas partes del mundo haciendo turismo, viajeros ganando dinero para continuar ruta cantando o vendiendo artesanía, todos para ver lo mismo. Hay varios restaurantes italianos (si, varios, si, italianos), varios hoteles, albergues, bares y demás requisitos turístico-viajeros. Nosotros dormimos en el Hotel Palace, 5 euros la noche cada uno, asi que joderos y morios de envidia que yo he dormido en un Palace. Muerto de frío, eso sí, y con una ducha donde se cometieron terribles asesinatos, pero un Palace.

Y vuelta a Potosí, otras seis horas de diversión sin límites, esta vez en bus y viendo una película boliviana donde un camionero más feo que pegar a un padre se las ligaba a todas. El camionero también atravesaba desiertos donde se cometieron terribles asesinatos, pero tenía la ayuda de un chicote 10 años que le sacaba de apuros.

Potosí no nos dio tiempo a verlo mucho, por aquello del tiempo, y es una pena, porque había varias cosas dignas de visita, como la Casa de la Moneda, la Iglesia de San Lorenzo, o incluso excursiones que te llevan a descender a las minas, donde los que han estado dicen que se puede sentir un poco la experiencia claustrofóbica de ser minero, y te permite ver las duras condiciones en que se trabaja.

Y cambio de tercio, del paraíso del Salar, al infierno de Potosí. Hasta ahora no había podido enfrentarme del todo a la situación real de Bolivia. Como ya os he dicho antes, los chicos del orfanato son muy afortunados de estar donde están, y es todo muy idílico aunque esconda situaciones familiares graves, e historias que poco a poco vamos conociendo, algunas literalmente de juzgado de guardia. Y las veces que hemos salido, ha sido a lugares muy turísticos, donde no se ve o no se deja ver demasiada pobreza.

Sin embargo Bolivia es el segundo país más pobre de Latinoamérica, y uno de los peores situados en las listas de desarrollo humano. Y en Potosí pude ver finalmente esa realidad más de cerca. Lo más doloroso no es ver la mendicidad, ni siquiera ver chicos de apenas 8 años que deberían estar en la escuela y no trabajando descargando camiones, o de voceadores en autobuses. Lo que más me sangro fue un pequeño niño que apenas tendría 4 o 5 años, que apenas sabía expresarse bien, intentando venderme nada, y siguiéndome desesperadamente durante unos cuantos metros, hasta que salí de su radio de acción (una pequeña plaza).

Que desesperación. Fue duro, lo más duro que he vivido aquí. ¿Qué hacer? Tentado estuve de darle una moneda, pero no me gusta practicar esa clase de caridad, pues me da la sensación de ser condescendiente. Tentado estuve de comprarle, ¿qué era?, la chocolatina que vendía, aún a pesar de que no la quería realmente, pero ¿para qué? Eso no iba a servir de nada, ese niño iba a seguir ahí al día siguiente, y al siguiente. Solo de pensar en que ese niño podía ser mi Manuel, o el pequeño Yesid, se me partía el alma en dos. Al final solo fui capaz de seguir andando hacía adelante, sin saber que hacer, bloqueado. La vida es una peligrosa lotería.

Y esto se acaba, ya más presente que nunca. Nos queda una semana, y Joaqui tuvo que irse ya el Jueves por tener que volver al trabajo. Le hicimos una pequeña fiesta de despedida en la casa de los misioneros, y antes pasamos por los distintos pabellones animando a los chicos a que le escribieran algo, le hicieran algún dibujo. Casi me daban ganas de ser yo el que me iba, pues el cariño que volcaron en esa tarea fue muy grande. En verdad los cuatro que hemos venido hemos hecho un buen equipo, y la ausencia de Joaqui hoy ha sido muy patente, muy grande, un vació que costaba llenar. Yo no he conectado con Carmen y Joaqui tanto como ellas lo han hecho entre sí, pero a pesar de todo no he podido evitar sentir esa misma tristeza.

En el capítulo nos planteábamos la frustración de marchar y no poder continuar la labor, de no poder ayudar a estos chicos. Pero yo creo, y así lo dije, que estos chicos nos están dando fuerzas para continuar ayudando allí donde vayamos. Quizás ellos no puedan recibir más nuestro apoyo, pero la experiencia que nos ha dado convivir aquí con estos chicuelos nos va a impulsar a entregarnos más allá donde estemos, sea Zamora, Mallorca, Madrid o Roma. Y seremos un grano de arena, o un grano de sal, en estos lugares. Y junto a otros, haremos montañas.

Un abrazo a todos.

lunes, 11 de agosto de 2008

Actualización

He actualizado todos los diarios hasta hoy, que ya llevaba muchos días sin hacerme ver. Ahora mismo me pongo a subir fotos, para lo cual tengo una hora, asi que lo que me de tiempo. Subo fotos desde donde lo deje, asi que los diarios mas actuales se quedan sin.

¡Atención! He metido tantos diarios que no se ven todos en la primera página del blog, tenéis que ir a entradas antiguas (abajo del todo) o consultar el menu de la derecha.

¡Un abrazo a todos!

PD: Bolivia tenia fama por su picante, que sabéis que me encanta. Había probado salsas y demás en restaurantes, y no me parecia para tanto. Ayer pusieron en el comedor de la Ciudad del Niño una salsa que es la misma que hacen en los restaurantes, pero hecha por ellos claro. ¡Que diferencia! Picante como debe ser. De ahi corrio el rumor que me gustaba el picante, y me han empezado a ofrecer distintas "guindillas" (lo llamo asi porque no sabria definirlo), de colores y formas variadas. Con la primera cometi el error de comerla entera, y JODER, fuego puro en mi boca, lagrimas en mis ojos, y color rojo en mi rostro. Tremendo.

domingo, 10 de agosto de 2008

Referendum campamental

¡Referéndum! ¡Y chicas! Con eso podría resumir el fin de semana. Bueno, no, que se que os encanta que me alargue, así que voy a ello.

Este domingo ha sido el referéndum, al final bastante tranquilo. No se que imágenes habrán llegado a España, pero en general aquí la cosa ha sido pacífica. Ha habido más juerga en días anteriores que hoy, aunque no era de extrañar, porque los colegios han sido ocupados por policía y ejercito, mucha más presencia de la que estamos acostumbrados en casa. Y las multas por el incumplimiento de las normativas de la CNE (Corte Nacional Electoral) son de aupa. Entre otra cosa esta prohibida la venta de bebidas alcohólicas las 48 horas antes y las 12 después de la jornada, y no solo eso, también el consumo privado en hogares. Tengo que preguntar hasta que punto eso lo cumplen.

Hemos podido comprobar in situ el pintarrajeo de los dedos, y me he informado mejor. Aquello que os conté de que si no votas no puedes hacer trámites y todo aquello no es exacto del todo; la realidad es que si no votas te ponen una multa de 150 bolivianos, y si no los pagas es entonces cuando pierdes todos aquellos derechos. Y también, que no lo dije, derecho a pasaporte, ocupar cargos públicos, o trabajar en administraciones o empresas relacionadas con el Estado, las cuales son prácticamente todas, excepto negocios autónomos.

He estado estos días leyendo algunos periódicos, intentando abarcar todo el espectro político, para ver como va la cosa, y la verdad, en España no tenemos derecho a quejarnos. Aquí tienen montado un pifostio de cagarse, con pocos partidos que tengan peso en todo el país, muchos locales de importancia, prefectos independientes, divisiones en los propios partidos, grupos cívicos con tanto peso como los propios partidos, y un largo etc. Es un caos gigante, y la oposición hace oposición a la oposición, aparte de al gobierno. Este tiene la suerte de ser hasta ahora un bloque bastante unido, pero el MAS es un partido que a pesar de ser nacional no tiene alcance en todas partes, y depende de muchos otros pequeños partidos, algunos de los cuales se están separando. Además esta a punto de surgir un tercer partido nacional de fuerza, formado por diputados tanto del MAS como del Podemos, y de un partido local llamado Unidos; el chiste por aquí es que se van a llamar Unidos Podemos Mas.

¡Los resultados, que me olvido! Evo ha sido ratificado por un 60% de la población, lo cual es un claro apoyo de la población. Por otro lado, en 5 de los 9 departamentos ha ganado el NO, es decir, se le rechaza, con lo cual de ahí se podría hacer otra lectura en su contra. Por otro lado, Bolivia es un país escaso de habitantes (a pesar de que España cabe en una esquina del territorio), y solo 4 millones tienen derecho a voto. En algunos departamentos los votantes son tan solo 40.000, con lo que su peso es muy inferior a otros. Prefectos revocados en La Paz, Oruro, Cochabamba y un posible cuarto. Uno del Podemos (derecha, principal opositor), otro del MAS (izquierda, gobierno) y otro independiente. Empate táctico. Todo sigue igual.

¡Chicas! Dejo la convulsa situación política para hablaros de este fin de semana, que como os dije montábamos un mini campamento en la Ciudad del Niño Jesús. Para que fuera más ameno, invitamos a todos los chicos de secundaria y octavo de primaria del colegio, para que se unieran, y aunque han venido bastantes, no han respondido tantos como quisieran. Sin embargo han venido bastantes chicas, y estaban los internos revolucionadísimos.

Muy bonito todo. Gymkhana, en la que tenían que encontrar setas y bombillas (¡gracias ana y elena!). Talleres de carioca, cometas y collar de macarrones, donde estuvieron sorprendentemente participativos, lo cual fue positivo, pero como parte negativa son los chicos que más rápido he visto destruir / perder / olvidar lo que han hecho. Pocas cosas han sobrevivido. Al día siguiente y después de la misa tuvimos peripatetismo, que es una especie de seminario donde los chicos tratan de conocerse mejor entre ellos. Al ser una actividad más parada ha costado harto sacarla adelante, y ser solo tres monitores para más de 90 chicos es duro, pero ha ido bien. Luego por la tarde preparación del ateneo y ateneo, donde hemos tenido la colaboración de varios de los misioneros y educadores, con lo cual la cosa ha ido muy bien. Se han preparado cosas chulísimas por parte de los chicos, y distintas a las del ateneo de la otra vez, con lo cual genial.

Hable con mi madre el otro día, que lee el blog (así que dejar de pedir fotos de mujeres), y dice que soy un pesado, que acorte, pero soy incapaz. Como me decía anita, me muerdo las uñas para no seguir escribiendo, pero he tomado la costumbre de empezar a cortar cuando veo que voy por el segundo párrafo de la segunda hoja de Word. Es ya el caso, así que…

¡Hasta mañana!

PD: Mañana subo a Internet, después de tanto, y colgare todos los diarios hasta ahora, y todas las fotos que pueda.

viernes, 8 de agosto de 2008

Desembarco en la Isla del Sol

Ayer no escribí porque llegamos reventados de Copacabana. Son casi cuatro horas de ida, y otras tantas de vuelta, y a mi los viajes largos en autobús me machacan. Y una vez allí, era todo corriendo de un lado para otro, fugaces vistazos de lo que sin duda requiere más días para disfrutarlos plenamente. Estrés, mucho estrés. Tanto que nos íbamos casi descontentos, pero esta mañana viendo las fotos, nos parece más que ha merecido la pena.

Madrugón, 6 AM en pie. Bajamos al centro a coger el autobús que nos llevara hasta allí. Casi la parte más aventurera del día es este viaje, pues para llegar a Copacabana por el camino más recto hay que atravesar el estrecho de Titima, del lago Titicaca, a orillas del cual esta nuestro destino. Este lago es el navegable que esta a mayor altitud del mundo (3900 msnm), y comparte orilla con dos países, Perú y Bolivia. Cruzar el estrecho es una aventura, sobre todo para los guiris que no se enteran de nada y ven que de repente les obligan a bajarse en medio de un pueblo pequeñazo que, a todas luces, no es Copacabana. Y es que para cruzar montan a los autobuses en pateras, y a los pasajeros en motoras. La experiencia a la ida fue interesante, y más aún a la vuelta, cuando al principio el motor no arrancaba, luego parecía que nos íbamos a quedar en mitad del lago, y finalmente que nos íbamos a estrellar por falta de luz. Esto último esta algo dramatizado, pero así el diario queda más chulo y emocionante. Mañana os hablare de los tres tristes tigres del trigal con los que luche a brazo partido.

Una vez allí, lo dicho, a toda velocidad. Visitar el santuario de la Virgen de Copacabana, patrona de Bolivia, que la verdad, aunque es sencillo, sobrecoge, sobre todo el impresionante retablo que tiene, como pocos he visto. Comida rápida, plato típico la trucha, cocinada de mil maneras, aunque yo me decanto por un delicioso lomo a la pimienta. Y finalmente montar en barco de nuevo, para un viaje de una hora hasta la Isla del Sol, donde Manco Copac y Mama Ochllo desembarcaron y fundaron la civilización inca. Cerca están la Isla de la Luna y la Isla de las Estrellas, que no visitaremos.

En esta isla podemos disfrutar del placer inigualable e irrepetible de subir la Escalera del Inca, que aparte de destrozarnos los pulmones nos permite alcanzar el tope de 4074 msnm (¡JA! Curial), sentarnos en los tronos de Manco Copac y Mama Ochllo, mandar decapitar a nuestros enemigos desde allí, y ver un viejo caserío pre-incaico. Rápido y decepcionante. Me entiendan, las vistas eran maravillosas, la sensación de antiguo también, pero tener que verlo a toda leche en 50 minutos le quita parte de la gracia. Esto es para pasar una noche en la Isla del Sol, donde hay hosterías, y disfrutar con calma de todo. Porque además nos dejamos de ver el pueblo principal en sí, que merece mucho la pena, y la parte norte de la isla, donde están los altares de sacrificios y demás. A día de hoy habitan en esta isla unos 3000 aymaras, dedicados al cultivo y la estafa del turista. También cultivan papas, coca, y otras cosas que no recuerdo. Gente muy maja y agradable, nos cuentan que a día de hoy continúan con los sacrificios rituales para que las cosechas sean buenas. Afortunadamente solo lo hacen con llamas u otros camélidos, con lo cual bien.

Para volver, otra hora de barco. Este tiene parte de abajo, cubierta, y parte de arriba, descubierta. A la ida muchos compartimos el placer de sentir el aire en la parte superior, pero de los que volvieron, todos decidieron evitar el frió y resguardarse debajo, con lo que me quede solo con mis pensamientos. ¡Muchos y muy fructíferos! Uno de los momentos de mayor paz que he tenido en lo que llevo de aventura, ojala hubiera más como estos. A pesar del ruido constante de la motora, la sensación es de un silencio intenso, y el espectacular paisaje ayuda mucho a evadirse. Finalmente llegamos a puerto al atardecer, donde tomo una de las fotografías que más me gustan y me dicen hasta el momento. Un bello atardecer. Y apropiada es, porque hoy me entero por mis compañeras que llevamos casi 20 días aquí en Bolivia; como pasa el tiempo.



Y con esta foto que va anunciando el final me despido por hoy. Un fuerte abrazo a todos, dentro de poco os veré. ¡A dormir!

PD: Hoy poca cosa, rutina de apoyo escolar y seminario. ¡Mañana y pasado, campamento! Gymkhana, talleres, peripatetismo y ateneo.

PDD: ¡Llamas!